México tiene una larga trayectoria política de dar asilo a todas las personas que salen de sus países en busca de protección y asistencia humanitaria.
Una práctica cotidiana que realizamos todos los mexicanos y que se refleja en nuestro lenguaje, “mi casa es tu casa”, “donde come uno, comen dos”, son ejemplos de las políticas migratorias que ha llevado a cabo nuestro país de manera sistemática.
Tres asilos destacan particularmente por su importancia a lo largo del siglo anterior: el cubano, el chileno y el español. La recepción de refugiados ha permitido el enriquecimiento de nuestra cultura y ha posicionado a México como una opción importante para muchas personas que actualmente, a causa de las crisis particulares que transitan en sus países (políticas, económicas, de violencia) deciden abandonar a sus familiares, sus culturas y sus tradiciones para buscar una mejor vida.
Gracias a las políticas humanitarias que el Estado Mexicano ha adoptado para las personas migrantes, la OCDE destacó que desde 2017 nos hemos convertido en el mayor receptor de migrantes, procedentes principalmente de Estados Unidos, Venezuela, Centroamérica y el Caribe.
Siguiendo esta misma tendencia, la ONU registro un aumento del 3000% en las solicitudes de asilo político entre 2014 y 2019. Y según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, en lo que va de 2021 se han registrado un total de 22,606 solicitudes, siendo marzo el mes que ha batido todos los records con cerca de 9,000 peticiones de asilo, esto representa un reto enorme para las instituciones que deben brindar asistencia para todos los solicitantes mientras se resuelve su estatus migratorio.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha impulsado en México un centro de procesamiento para los solicitantes de asilo en la ciudad de Tapachula, además de haber lanzado un programa a través del cual las personas con calidad de refugiados puedan ser reubicados y puedan acceder a oportunidades educativas y laborales en el territorio nacional.
La ACNUR ha concluido que: “Si bien México alguna vez fue considerado un país de tránsito para muchas de las personas que huían de Centroamérica, el reciente aumento en las solicitudes de asilo confirma que también se ha convertido en un lugar donde muchas personas refugiadas pueden encontrar protección y empezar de nuevo sus vidas”.
Todos los mexicanos sabemos de los problemas que enfrentamos como nación, la crisis de violencia e inseguridad que azota al país, el desempleo y la crisis económica son ya una constante en nuestras vidas, y a pesar de eso, no dejamos de brindar ayuda humanitaria a los ciudadanos del mundo que lo requieren y solicitan. Un esfuerzo que realizan organizaciones de la sociedad civil nacionales e internacionales junto con el gobierno, brindando refugio, alimento y asistencia sanitaria, demostrando que en la adversidad los mexicanos somos más fuertes y que nunca dejamos de brindar ayuda a quienes lo necesitan.
Joshua Llanos